PSG 1 - 2 Man. Utd
Manchester es un grande de Europa, y por si se le había olvidado a alguien, los Red devils lo han recordado en París. Un equipo sólido y solidario, que conoce sus fuerzas y sus debilidades, y sabe a lo que juega.
McTominay y Fred en el doble pivote han hecho un gran trabajo ayudando a la defensa y cerrando el acceso al área por dentro, obligando a Mbappe y a Neymar a jugar en las bandas, lejos de la portería.
En la transición, Rashford y Martial, han demostrado mucha madurez a la hora de gestionar los tiempos y poner pausa al partido.
Pero el hombre del partido, sin duda, ha sido Bruno Fernández; el portugués no se ha ahorrado ningún esfuerzo, y confirma su papel de metrónomo del equipo.
Hay que destacar la línea defensiva del equipo inglés, 23 años de media: el central derecho Axel Tuanzenbe se ha enfrentado a dos de los mejores jugadores del mundo en su primer partido de Champions League y ha conseguido, con la ayuda de todos, anular a ambos. Todo un logro.
Por el otro lado, pocas cosas positivas se pueden decir del PSG; Muy poca (por no decir ninguna) agresividad en defensa, presión desordenada de los interiores, y zero esfuerzo de los de arriba una vez perdido el balón.
En ataque no mejora la crítica ; a partir de la línea de 3/4, los parisinos se apoyan exclusivamente en el talento individual de un Mbappe muy aislado (contra 2-3 jugadores permanentemente) , y un Neymar incapaz de buscar a sus compañeros que intenta empezar y acabar todas las jugadas.
El talento de las dos estrellas de París funciona en el campeonato local y puede funcionar en Europa contra rivales de menor rango, pero en Champions, para ganar a los Madrid, Liverpool, Barça, Bayern... No basta. Parece que la lección aún no está aprendida.
Se salva el partido de Kimpembe, que ha sido el único jugador del conjunto francés que ha plantado cara en los duelos físicos contra los ingleses.
Hablando de duelos, el de la portería ha sido de gran nivel, tanto Keylor Navas como David DeGea han estado espectaculares, el primero confirma su estado de forma, y el segundo su rango de uno de los mejores del mundo.
Al final el partido se lo lleva el equipo que ha jugado como tal; el fútbol sigue siendo un deporte colectivo.
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