Hay deportistas que nos transmiten sensaciones diferentes al resto, y Marcus Smart es sin duda uno de ellos; en la línea de lo que han sido Carles Puyol o Gennaro Gattuso en el futbol, o lo que es Rafa Nadal en el Tenis, más allá del talento o de la capacidad técnica del jugador, más allá de la aptitud a adaptarse tácticamente al juego, mucho más allá de los logros y del palmarés, hay jugadores que gustan de forma unánime porque se dejan el alma en cada partido.
No se si se puede considerar un talento la capacidad que tienen algunos a dar al equipo lo que necesita en el momento adecuado, pero sin duda es la descripción perfecta de un buen compañero. Marcus Smart es el jugador con el que sueñan todos los entrenadores, dedicación máxima, compromiso, garra, disciplina, …
No voy a hablar del pasado de la persona, ni de su biografía, ni voy a hacer un psicoanálisis del ser humano. Lo que nos interesa es el jugador que es a día de hoy; el corazón de los Boston Celtics. Desde su llegada en 2014 y quitando el año 2018 y el paréntesis Kyrie Irving, Smart ha demostrado una progresión continua, 13.8 pts – 4 Reb – 5 Ast esta temporada, a 38% en tiros de campo y 35% en triples; destaca sobre todo por la energía que le transmite al equipo. Cualquier balón en el aire es un posible rebote, aunque haya que pelearlo con Antetokounmpo o Anthony Davis, cualquier balón en el suelo es recuperable, y si hay que romperse la cara tirándose en el suelo para ello no supone ningún problema para Marcus. No existe un rival indefendible, ¿Kawhi? ¿Lebron? … ¡Keep cool! Smart está en ello, frenarlos puede que sea imposibles, pero molestar, pelear, y hacerles el partido largo, es cosa de él.
De verdad que veo mucho deporte, y es uno de esos deportistas que dan la sensación de que podrían practicar cualquier otra disciplina y lo harían igual de bien. Rafa Nadal por ejemplo podría ser lateral izquierdo de cualquier equipo top de futbol; Cristiano Ronaldo podría ser campeón olímpico de natación, … ¿a qué no parece imposible? Obvio está que no estoy comparando a Marcus Smart con estos dos fenómenos, pero la idea es lo que transmite: un jugador de equipo, y si no fuera basket, seria futbol o futbol americano o hockey… El sacrificio por los compañeros y la adaptación a cualquier situación no son detalles, representan la base del juego por equipo.
Volvamos al tema, M.Smart nos dejado este año algunos duelos memorables, ha conseguido desesperar a Giannis en el partido contra Milwauckee, apagar a Kawhi Leonard en el partido contra los Clippers que estos últimos ganan gracias a los 33pts de Lou Williams y un excelente 6/8 en triples de Paul George. Pero Smart nos ha dejado sobre todo un record en ataque este año, 11 de 22 en triples contra Phoenix ¡Nadie en la historia de los Cs había metido tantos triples en un encuentro! Es precisamente en undécimo jugador de la historia a meter 11 triples. ¡Vaya coincidencia!
El base ha mejorado notablemente arriba, de hecho, ya avisó en el verano 2019 “este año os voy a sorprender en ataque”. Así ha sido, titular cuando hace falta, en salida de banquillo cuando Brad Stevens lo decide, no se opone a ninguna decisión y su rendimiento es el mismo. “con Marcus no tengo que comerme la cabeza, no se le puede pedir nada más, él ya lo da todo todas las noches” decía el coach.
Cuando hablamos de que lo da todo por el grupo, nos referimos literalmente a todo; hasta dinero. Smart ha pagado hasta 85.000 dólares en multas a la NBA este año por incidentes dentro de la cancha, ya sea con los propios árbitros, o con rivales; entre ellos el encontronazo que tuvo con Joel Embiid en el partido contra Philadelphia donde acabó siendo expulsado y se fue al vestuario provocando llevándose incluso la ovación del público de Boston.
No lo voy a alargar más, aunque escribiría un libro sobre Smart, un jugador que nos gusta mucho por la pasión y la energía que transmite cada partido y la manera que tiene de llevar los oponentes al límite. Os invito de corazón a centraros en el cuando veáis un partido de los Celtics, y seguramente entenderéis (para los que no lo conocen) porque somos tan FANS, no es el personaje ni el jugador en sí, es la actitud; admiramos a los que se dejan la piel y sudan la camiseta, ganen o pierdan.
No es un tópico, muchas veces el resultado es lo de menos, a veces se pierde porque el rival ha estado mejor o porque la pelota no entra, pero el respeto del rival, de los compañeros y del espectador se gana dándolo todo y exigiendo(se) el máximo.
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